lunes, 26 de enero de 2015

EL MIEDO TAMBIÉN VOTA
Fernando Padilla Farfán


Aquel 27 de Marzo de 2001, a la hora en que la penumbra dibujaba la débil línea de las montañas, poco antes que la claridad llegara al valle, desde la caseta de cobro de Cuacnopalan, Oaxaca, se veía serpentear cientos de multicolores luces centelleantes como accionadas por los agudos sonidos de las sirenas de las patrullas de la policía federal de caminos, que se abrían paso en el silencio de la despoblada región, anunciando la venida del guerrillero más inocuo e institucional jamás conocido: el autollamado sub comandante Marcos.

Tal como se acordó semanas antes en el seno del Grupo para la Coordinación de las Instalaciones Estratégicas, en las instalaciones de la Policía Federal Preventiva, se planeó el recorrido del auto llamado sub comandante, conocido también como el Zapatur; que realizó por medio País, recorriendo los estados de Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Puebla, el Distrito Federal, Estado de México, Querétaro y otros más.

Observadores que se ubicaron en las casetas de peaje, en la posición de quienes cobran las cuotas a los automovilistas, observaron con el mayor detalle qué era lo que ocurría en el interior de los vehículos principalmente en el que transportaba al presunto guerrillero. Después del despliegue de una impresionante cantidad de patrullas, iban tres camionetas Suburban iguales. La última (blindada) transportaba  al rebelde Marcos quien iba sentado al lado del uniformado conductor, con la capucha puesta y la pipa en la boca. Con la mano derecha escribía algo y con la izquierda sostenía un libro.

En los asientos de atrás viajaban cinco militares jóvenes vistiendo uniformes diferentes, como representando a diversas fuerzas nacionales.

Contrario a lo que se conjeturaba, en el interior del vehículo privaba un ambiente de total camaradería: sonrisas, café, galletitas, televisión encendida y amena charla; claro, como cuidando no distraer al personaje que seguramente preparaba su pieza de oratoria que ofrecería al mundo desde Tehuacan, Pue., siguiente punto del itinerario.

Atrás de la camioneta marcha el autobús que abordaba poco antes de llegar al lugar de sus presentaciones públicas. Llamaba la atención que en la caravana viajaban pocos indígenas, la mayoría eran de grupos sociales, incluso extranjeros, que vestían trajes típicos de Chiapas y la capucha de Marcos para disfrazar su identidad.

El trato para Sebastián Guillén en aquella gira por medio País, no era el de un delincuente, ni el de un rebelde que años atrás hizo creer que podía paralizar al país entero. La obsequiosidad que privó era similar a la parafernalia de los candidatos presidenciales del PRI en sus mejores tiempos. En trayectos largos lo transportaban en helicóptero y lo hospedaban en hoteles de lujo; sin capucha –por supuesto- para pasar inadvertido.

En el momento de la insurrección zapatista, los chiapanecos no dudaban que se trataba de un montaje dirigido desde las más altas esferas del poder, que serviría para catapultar hacia la candidatura presidencial a un personaje que jugaría el papel de “Salvador de la Patria”: Manuel Camacho Solís, que desde que fungía como Jefe del Departamento del D.F., se sabía de los camiones que enviaba a los altos de Chiapas con provisiones para los “Zapatistas”.

Todos sabemos que algo pasó y que echó por tierra los planes de Salinas con Camacho. Tal vez fue el asesinato de Colosio lo que obligó a modificar los planes. Seguramente no contaron con que esa muerte llegaría a lo más hondo de los sentimientos de la gente.

De cualquier manera, aunque no fue Camacho, las elecciones federales de 1994 fueron las más copiosas de la historia moderna de México, cuyo beneficiario fue Ernesto Zedillo, candidato anodino que en otras circunstancias probablemente hubiera perdido. Analistas comentaron que la causa de esas nutridas elecciones, fue el miedo, no obstante que pronto los observadores se dieron cuenta que se trataba de una guerra pero de papel.

Aunque Marcos ha tenido por costumbre aparecerse en tiempos electorales, pareciera que por su disminuida credibilidad, como un libro viejo con las hojas al suelo; en las elecciones federales de 2009 lo sustituyó el “Elemento Influenza”; con exagerado manejo mediático y medidas extremas, más para provocar miedo que para evitar el contagio. Esperemos qué ocurre en las elecciones federales de éste 2015, en medio del miedo por la inseguridad.

miércoles, 14 de enero de 2015

TRANSPARENTAR RECURSOS A PARTIDOS
Fernando Padilla Farfán

Nadie duda que el dinero es imprescindible para hacer política, particularmente si se trata del financiamiento a organizaciones o partidos políticos. El problema es que a partir que les otorgan recursos estatales, con la idea de convertirlos en entidades autónomas, provistas de personalidad jurídica, y con funciones para que gente de la sociedad encuentre las facilidades en el camino hacia el poder; se inicia un progresivo encarecimiento de las campañas electorales, inscritas en un contexto en el cual la mercadotecnia y su parafernalia hacen que los gastos crezcan de manera exponencial, y coincidentemente, los partidos  sufren una modificación en su dinámica activista, que los lleva a convertirse en aparatos burocráticos como cualquier oficina gubernamental. Esta situación en lugar de impulsar el fortalecimiento de los partidos,  con el objetivo de erigirse en representaciones de los intereses políticos de los ciudadanos, han incurrido en  la inevitable pérdida de contacto con su militancia y sus simpatizantes.

Además que los partidos mayoritarios, por contar con mayores prerrogativas, desarrollan las habilidades necesarias para mantener su preeminencia.
Pero el desmesurado crecimiento de los aparatos partidarios, y la necesidad de mantenerlos en función permanente, significaron una abultada nómina. Este fenómeno, agregado a campañas electorales crecientemente costosas, colocó a los partidos ante la disyuntiva de tener que recaudar grandes sumas sin indagar profundamente en torno al origen de esos dineros. De esta manera se abrió el hueco para el financiamiento ilegal, el predominio de fuertes grupos económicos, el tráfico de influencias y el flagelo de las contribuciones de origen oscuro. 


Lo delicado del asunto no es que los partidos cuenten con el suficiente dinero para costear sus actividades sin preocuparse de su origen. El problema es que nadie da nada sin recibir algo a cambio, y en una relación en estas condiciones, queda establecido como un fuerte compromiso del cual habría que pagar posteriormente costosas facturas, que contravienen la transparencia  y condicionan las decisiones de los funcionarios.

Pero el asunto no para ahí. Aprovechando la coyuntura de los insuficientes recursos oficiales, quienes también se apuntan para participar en los gastos de las campañas electorales son las empresas y los empresarios, con la inocultable intención que esos apoyos se traduzcan en contratos o concesiones. El más cercano ejemplo  lo vivió México con Vicente Fox. Un año antes de que fuera nominado como candidato a la Presidencia, en el Centro Carter de Atlanta, Georgia, fundado por el Expresidente James Carter, se celebró un foro sobre el tema de "Transparencia y Crecimiento en América", en cuyo patrocinio participó la Coca Cola. La crónica del evento recoge que entre los altos funcionarios de la transnacional ahí presentes, se comentó que la empresa tenía oportunidad para colocar a uno de sus mejores hombres en la presidencia de México, por supuesto que con la intención que el producto de cola ampliara su horizonte de ventas.

Por otra parte, el financiamiento público coloca a los partidos en un ámbito de supeditación a los intereses de quienes aportan los recursos así se trate del Estado, y los enfrenta al reclamo popular por las descomunales cantidades de dinero que se les otorgan sin beneficio aparente. Hay que recordar que anteriormente, era obligación de los propios militantes de participar, mediante el pago de cuotas en el sostenimiento de sus instituciones políticas y sus campañas electorales.

Pero tampoco los Estados Unidos, la nación pretendidamente prototipo de las democracias, escapa a las sospechas de utilización ilegal de recursos en sus campañas políticas. En su momento, William J. Clinton, fue cuestionado por presuntos beneficios derivados de aportaciones de empresarios chinos. Años atrás, el Vicepresidente Spiro Agnew, durante el gobierno de Richard Nixon, tuvo que dejar el cargo ante la acusación de haber recibido ilegalmente fondos para la campaña en la que ambos fueron elegidos.

En Europa ocurrió algo similar. Sonó fuerte el caso de los diamantes que obsequió Bokassa I, emperador de un ya inexistente imperio centroafricano, al Primer Ministro Francés Valery Giscard d´Estaing, para actividades de su partido político. En Colombia, fue todo un escándalo la acusación contra su Presidente Ernesto Samper, por haber recibido fondos del narcotráfico. Y en España, Según un informe de Transparency International, los sectores más corruptos son los partidos políticos y las empresas.

En conclusión, no parece haber una fórmula de financiamiento ideal. Expertos consideran que la decisión tendría que darse de acuerdo al contexto político prevaleciente, al nivel cultural del país y al desarrollo del sistema de partidos; sin soslayar que la tendencia actual en las democracias representativas que más han madurado, es la de buscar un mayor equilibrio entre el financiamiento público y el privado, a fin de encontrar un balance entre esas formas que eviten extremos perversos. (ferpadillafarfan@gmail.com)


viernes, 2 de enero de 2015

PRIORIDAD LA PROFESIONALIZACIÓN DE LA POLÍTICA
Ing. Fernando Padilla Farfán


Urgente es que la política que se practica en México eleve su nivel. Los métodos que actualmente se emplean para hacer política están desgastados y desactualizados. Lo políticos requieren mayor preparación y profesionalización para tener un desempeño más decoroso en su actuar como servidores públicos. Innegable es que un político preparado rendirá mejores frutos a la ciudadanía, y el País tendrá un mayor nivel de competencia en relación a las naciones más desarrolladas del orbe.
Las campañas políticas, por ejemplo, actualmente se realizan con el mismo formato de hace cincuenta años que, en ocasiones, por la falta de profesionalismo en el diseño de las mismas lejos de contribuir en la proyección de los candidatos, resulta lo contrario. El discurso es muy importante en la aceptación de un político en el ánimo ciudadano. La alocución es determinante para la proyección de su imagen. Ante una sociedad más informada y globalizada, con tantos medios de comunicación a su alcance, principalmente los electrónicos, los políticos no deben depender de la improvisación, tienen que acudir a los profesionales para conseguir los elementos necesarios que contribuirán favorablemente en su desempeño.
 Al respecto, los expertos en oratoria han observado que la inmensa mayoría de los políticos mexicanos utilizan un discurso de bajo impacto porque piensan en frases que los engrandezcan, con tonos de voz altos y ademanes que los hacen sentir importantes, cuando en realidad lo que está ocurriendo es que así están marcando distancia con su público, impidiendo con ello que quienes escuchan el mensaje no se sientan identificados con el orador; al contrario: se establece cierta desconexión entre ambas partes.

Queda claro que si alguien habla bien, con la asistencia de un experto hablará mejor, partiendo de la idea que el entrenamiento le permitirá alinear mejor sus ideas para transmitirlas despertando en la audiencia el efecto requerido. Actualmente en la política el discurso es una herramienta desperdiciada. Los oradores creen que lo más importante es impresionar a la audiencia cuando lo que sucede es que lejos de transmitir un mensaje comprensible que lo entienda cualquiera, sin importar su nivel de cultura, se convierte en una sucesión de palabras y frases sin el efecto motivador deseado.

Los expertos apuntan que “No se trata de aprenderse un discurso, de fingir la voz o parecer algo que no se es, se trata de hacer un discurso que sale de lo más profundo de la persona, es algo que todos pensamos, que todos sentimos; sólo hay que poner en relación lo que se siente, lo que se piensa y lo que se dice, entonces el mensaje sale claro y la gente lo recibe bien”.
Es común que en los discursos de los políticos se observe que cuando son leídos, no despiertan la menor emoción en quienes los escuchan. Esto resulta porque son sus colaboradores quienes los elaboran con palabras o ideas que al ser leídas se escuchan llanas, sin la entonación adecuada, porque ni siquiera son estudiados previamente y en su caso corregidos. Algo similar ocurre en las campañas políticas: los discursos de los candidatos refieren temas que no representan el menor interés de los ciudadanos, con asuntos que ni siquiera son de la competencia del cargo al cual aspira.
Una campaña política con miras a obtener los mejores resultados en las urnas, debe estar enmarcada dentro de la ética, la moral y el profesionalismo. No ha sido comprobado plenamente que una campaña en la que abunden las descalificaciones haya sido provechosa para quien la aplica; aparte que el costo social siempre es muy alto. En las campañas políticas debe partirse que los otros contendientes para el mismo cargo no son enemigos, como regularmente se les clasifica, sino competidores. En un país donde la violencia es la constante, lo que menos debe ofrecérsele al elector, es una contienda electoral llena de descalificaciones e insultos. Los ciudadanos rechazan la violencia así sea verbal.

Otro aspecto que los candidatos deben calcular es que la parte principal de los discursos de campaña, deban ser los temas que durante el ejercicio de sus funciones vayan a desarrollar. A la consideración de los electores deben someter sus planes de trabajo para que los conozcan, los valoren y en las urnas, con su voto, la gente los apruebe, y una vez elegido pueda implementarlas sabiendo que cuenta con el respaldo y apoyo de los ciudadanos.
Aunque es creciente el número de políticos que contratan los servicios de consultores calificados en estos temas, el número de quienes siguen métodos tradicionales tanto en campaña como en el ejercicio de gobierno, es preocupantemente alto.
Queda claro que para que un candidato tenga buenos resultados en las urnas, debe vincular su discurso con su personalidad y sus conocimientos; buscar el punto de unión entre su oferta y los demandantes y, fundamentalmente, proyectar la confianza que a final de cuentas sería la que permitiría al elector pensar en la seguridad que una vez electo, llevaría a cabo lo que durante su campaña se comprometió realizar.
Sin embargo, los asesores profesionales deben ir más allá de las campañas políticas. Deben participar en el seguimiento de las políticas públicas que marcan el estilo de gobernar del político. Los especialistas deben coadyuvar en la implementación de los programas de gobierno. El propósito es que la gente que votó por ellos vea satisfecha su decisión de haber depositado el voto a su favor, creando un precedente de confianza para elecciones futuras que favorecería a los candidatos y a los partidos que los postulen.

jueves, 18 de diciembre de 2014

EL MAGO DE HITLER
Fernando Padilla Farfán



Después de estudiar acuciosamente la historia de Hitler, desde los tiempos previos a la segunda guerra mundial, no es difícil deducir que Hitler, sin la cercanía de Paul Joseph Goebbels, su poder y alcances hubieran sido evidentemente menores.

El personaje mas inteligente y quizás el más avieso de los que formaban el circulo más íntimo de Adolfo Hitler, fue un hombrecillo cojo, con un pie deforme, dueño de una notable elocuencia, inventor de lo que suele entenderse y no en un sentido benévolo, de la propaganda política moderna.

Goebbels, de pequeña estatura, fue un talentoso para persuadir a las masas, razón por la cual Hitler lo nombró Ministro de Propaganda desde donde logró posicionar la imagen del fuhrer en el ánimo del pueblo Alemán. Usó mucho lo que hoy en día se conoce como el marketing social, ensalzando muchos sentimientos de orgullo, promoviendo odios y en numerosas ocasiones mintiendo y convenciendo a la gente de cosas muy alejadas de la realidad.

A pesar de su notable fealdad, era un hombre que irradiaba gran encanto personal. Era excepcional orador y tenía un coeficiente mental extraordinario que le permitió explotar el arte de la propaganda con un nivel de eficiencia increíble. En apenas un par de años logró hacer de la figura de Hitler un mito ante los ojos del pueblo alemán. Es más, logró elevarlo a nivel de divinidad. Durante la guerra transformaba las peores derrotas militares en un aliciente moral para seguir peleando con más fuerza contra el enemigo.

Albert Speer cuenta de él en sus Memorias que era el principal proveedor de chistes y de maledicencias en las tertulias privadas de Hitler en su refugio del Obersalzberg. El führer se reía con él a mandíbula batiente hasta llorar. Por su manera de intrigar decían que tenía una lengua viperina.

En las reuniones políticas, era el centro de la atención por sus bromas y sentido del humor. Por su grandilocuencia supo conquistar el corazón de las mujeres más lindas de Alemania. En su diario anotó los nombres de más de treinta amantes.

Sabía como movilizar las masas, intoxicarlas y ponerlas en acción. Además era un gran trabajador.

Un dato interesante es que Hitler nunca había sentido la menor repulsión ni el menor entusiasmo por los judíos, pero un par de conversaciones con Goebbels le convencieron de que había que odiarlos a muerte.

Siempre se mantuvo leal a Hitler y cuando la derrota alemana ya era inevitable, se suicidó junto a su mujer y sus seis hijos en una prueba del fanatismo en el que estaban inmersos los alemanes en esos años.

Goebbels manejó sus estrategias de propaganda en base a 11 principios, entre los que destaca el de la transposición. Consistía en cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.

Otro de los Principios es el de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.

 “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: «Si una mentira se repite mil veces, acaba por convertirse en verdad».

Estaba convencido que se deben acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario.

Recomendaba emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.

Para él era importante el control de los medios de comunicación, la prensa, la radio, la televisión.

¿Será por eso que más de un gobernante sueña con tener un Goebbels a su lado?

lunes, 8 de diciembre de 2014

AYOTZINAPA, EL PARTEAGUAS
Ing. Fernando Padilla Farfán

El asunto de Ayotzinapa, sin lugar a dudas será el parte aguas que marcará una época en el Mexico de hoy. La política, la administración pública y la sociedad, podrían ser diferentes a partir de la línea divisoria entre el México de los rezagos y el país de la evolución. La transición tendrá sus costos políticos,  sociales y hasta económicos, mientras las cosas se reacomodan.
Por el momento, el panorama está convulso, nebuloso. A partir de los lamentables hechos en Ayotzinapa, la sociedad se está moviendo en todas direcciones. Las tétricas sorpresas no paran ni se ciñen nada mas a Guerreo. Las funestas noticias suben y bajan,  van y bienen provocando verdadera catarsis social, y, por supuesto, sobran los que del río revuelto están acarreando agua para su molino. La arenga pública está presentando pliegues y curvas. Por ejemplo, de los Abarca ya nadie se acuerda a pesar que ante el escrutinio publico fueron la parte filosa del  cuchillo. Sin embargo, hay algo que aún flota en el ambiente ensombrecido de Iguala, Guerrero: ninguna autoridad ha dicho algo en relación a quienes dieron la orden a los estudiantes de aquella Normal, para que se trasladaran a Iguala (según unos) o a la Ciudad de México y luego al norte del País (según otros). Tampoco se ha precisado sobre el verdadero móvil del desplazamiento de los jóvenes a Iguala o a otro lugar, considerando que algunos de sus compañeros estaban apoderándose de otros autobuses para, presuntamente, realizar un viaje de mayor distancia. Esta hipótesis motivaría a pensar que el destino final no era ni siquiera Iguala, tampoco Chilpancingo, la capital; sino otro lugar que, por las exigencias de combustible, pareciera que estaría a una mucho mayor distancia.
Y siguen las interrogantes: Que un destacamento militar cerca,  que quienes iban al frente de los normalistas no eran compañeros suyos, etcétera.
Se ha criticado la reacción tardía del gobierno federal. La izquierda señala -con índice flamígero-,  al Presidente de la República.  La sociedad ha compartido esa idea, los extremistas han sabido vender esa imagen. Lo que ha sido evidente es que algunos colaboradores del Presidente Peña Nieto han asumido una cómoda postura marginal y contemplatoria. No se ha visto que alguien esté aplicando una de las principales fórmulas de la praxis política: Actuar a tiempo y con eficacia. Se han visto lentos.
Sin embargo, hay varios aspectos que deben analizarse con la frialdad de la razón.  El personaje principal de ésta historia es el ex gobernador de Guerrero, Ángel Heladio Aguirre Rivero, pero como si se hubiese esfumado. Ya nadie se acuerda de él.  Lo mismo ocurre con el matrimonio de los Abarca, que a pesar de que todo indica que ellos fueron los autores de las peores atrocidades jamás vistas en México,  sus protectores los sacaron de los escenarios públicos y tampoco nadie se acuerda de ellos. Sus protectores supieron manipular el preciso discurso para que la gente volteara hacia otro lado, fuera de Guerrero. Lo peor de todo, es que la perorata está acompañada de hechos violentos con los que ni siquiera los familiares de los jóvenes desaparecidos están de acuerdo. Cualquiera sabe que esto lleva a los peores escenarios.
Tratar de desestabilizar al país no le conviene a nadie, excepto a quienes le apuestan al caos total. No debemos olvidar que compartimos frontera (3,000 kilómetros) con el País más poderoso del mundo, y que estaría dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de defender sus intereses, así fuera solicitando a la ONU la intervención de los cascos azules, con el disfraz de ayuda y apoyo, pero que vendría a ser la parte menos deseada por todos los mexicanos con espíritu nacionalista y patriótico. El control de daños ahora ya es alto. Las manifestaciones están tomando un curso diferente al que inexorablemente conduce el dolor humano y los deseos por detener de tajo, el daño que se está haciendo a las familias mexicanas que sufren y padecen la desaparición de sus miembros.
Escudriñando en éste asunto hay una cuestión que no debe pasar desapercibida que vendría a ser la parte sustantiva de lo que está ocurriendo con el tejido social, y que sumada a irresponsabilidad de algunas autoridades, sería el detonante más letal que pueda sufrir cualquier país en el mundo.
Desde hace una generación, las familias han entrado en un creciente deterioro. La disolución familiar es tema recurrente en estos tiempos. El concepto del matrimonio está a punto de desaparecer. El divorcio es la moda de las parejas. El número de madres solteras es cada vez más alto, y la educación de los hijos es delegada a los maestros de las escuelas donde estudian los que estudian. Los valores están técnicamente extraviados. Los hijos crecen con la irresponsabilidad de los padres a cuestas. Y si la política se alimenta de lo social, pues a la vista están las consecuencias.
El derecho de manifestarse por motivos sensibles para la gente son válidos y deben ser respetados por las autoridades en general. El problema es que ya existe, por norma, la intromisión en todo tipo de manifestaciones de intereses externos a través de extremistas que intentan llevar las cosas pisoteando los derechos de terceros (que suman millones). Son precisamente aquellos que instigan a la toma de carreteras, de casetas de peaje con el beneficio directo del cobro por extorsión a los automovilistas, y que representan cantidades millonarias que van a los bolsillos de quienes se auto erigen como los ejecutores de la justicia. Por igual, se han visto afectados los aeropuertos con la obligada cancelación de infinidad de vuelos; la banalización de sedes partidistas y de oficinas de Congresos, palacios municipales y cualquier otras instituciones que tengan que ver con los poderes.
La solidaridad para con el dolor de las familias de los desaparecidos es incuestionable y está manifiesto en los ciudadanos. Pero aprovechar las circunstancias para derrumbar un gobierno por vías anti democráticas,  es otra cosa.
La izquierda, campantemente deslindó su responsabilidad del ex gobernador Guerrero y del ex alcalde de Iguala, ambos perredistas, y le pasó la factura (completita) al gobierno federal que encabeza Enrique Peña Nieto.
Los habitantes de las principales ciudades de la República se sienten rehenes de los que enmascarados se mueven sin control por doquier, desvirtuando el verdadero espíritu de las expresiones de impotencia por lo ya comentado líneas arriba.
Por eso urgen acuerdos de profundidad entre los tres niveles de gobierno y la sociedad civil. Es necesario que las principales autoridades establezcan acuerdos de fondo, trascendentes y convincentes. Aún estamos a tiempo.




miércoles, 26 de noviembre de 2014

DEMANDA CONTRA GEORGE BUSH
Fernando Padilla Farfán

De acuerdo a encuestas de diversas empresas norteamericanas como la prestigiada Zogby International, poco más de la mitad de los neoyorquinos sigue creyendo que el gobierno de Bush estuvo implicado en el ataque a las torres gemelas, aquel once de septiembre de 2001; entendiendo esto como que el ex presidente George Bush fue quien ordenó el ataque, aunque un gran aparato publicitario le echó la culpa a la red terrorista Al Qaeda (o Al Qaida).

No han sido pocos los interesados en investigar sobre el tema, para encontrar la verdad de lo acontecido en aquella ocasión. Uno de ellos es el exitoso abogado Stanley Hilton, quien fuera jefe de asesores del Senador y ex candidato a la presidencia  Bob Dole, pero que ahora representa a más de cuatrocientas familias de las víctimas del 11 Septiembre 2001, en una demanda que ha establecido en contra de George Bush, para exigirle el pago de 17 mil millones de Dólares por su implicación en el ataque identificado como el 11-S, de acuerdo a pruebas que dice tener.

Particularmente en Estados Unidos, mucho se ha dicho que el motivo principal que influyó para que Bush ejecutara ese brutal plan, fue con el propósito de conseguir ventaja política para posicionarse entre los conservadores; justificar el endurecimiento en su política exterior que incluiría el cierre de las fronteras a ilegales y personas non gratas; y recuperar para su país la posición hegemónica para intervenir política o militarmente en asuntos internos de otras naciones. Y con el ataque  a las torres y al Pentágono por supuestos terroristas, podría conseguir el respaldo del Congreso y de los ciudadanos, que le otorgarían la libertad para combatir a los intrusos.

Stanley Hilton, en entrevista en la televisión Norteamericana, comentó algunos resultados de las investigaciones que ha venido documentando, las cuales incriminan directamente al ex presidente Norte Americano. Por ejemplo, dice que en las bases militares y en los principales aeropuertos, permanentemente hay aviones de combate de los llamados F-16, en posición de despegue, con los motores encendidos y con el piloto dentro, para repeler inmediatamente cualquier agresión. Ha sido noticia mundial algunos casos de pequeñas avionetas Cessna que han salido de su curso y a los cinco minutos a más tardar, están siendo perseguidas por estos veloces aviones de guerra que las obligan a aterrizar en el aeropuerto más cercano, exponiéndose a ser derribadas en caso de no hacerlo.

Otro de sus argumentos es que George Bush, en un desliz de información, declaró en California que había visto en televisión el video del primer avión que atacó a la primera de las dos torres. Pero resulta que el único video oficialmente reconocido es el de la segunda torre, de la primera no hubo. Esto fortalece la idea de que el Presidente se quedó con la imagen de cuando le mostraron el video simulado de lo que posteriormente ocurriría, escena que finalmente terminó por confundirlo.

Otro más de los relatos documentados por Hilton, es el de una señora que laboraba como secretaria en una de las oficinas del primer edificio destruido, que asegura que la noche anterior su hijo que está en el Comando Naval, por teléfono le dijo que al siguiente día por ningún motivo fuera a trabajar.

A las 8:30 de la mañana de ese día, es decir 22 minutos antes del ataque, aviones militares sobrevolaron las torres del World Trade Center y el Pentágono. En los registros de la Defensa Aeroespacial Norteamericana, de acuerdo a lo que exhibió Hilton, aparecían clasificados como ejercicios militares. En el mismo sentido, la North American Aerospace Defence, a pesar de haber registrado en sus pantallas de radar no menos de 24 diferentes señales, que evidentemente correspondían a los movimientos de los aviones secuestrados, estuvo quieta.

De acuerdo al testimonio de militares que ha entrevistado, afirma que ellos fueron informados que la mañana del once habría ejercicios militares sobre el área de Nueva York, con el propósito de evitar reacciones ante algo irregular. Por otra parte, cuenta también con la versión de dos esposas de secuestradores que aseguran que sus maridos no eran propiamente árabes, sino norteamericanos encubiertos que trabajaban para la CIA y el FBI.

Otra de las hipótesis del trabajo de investigación, es la parte correspondiente a la tecnología que supuestamente se usó en el ataque. Es decir, los aviones fueron teledirigidos desde tierra por medio de un dispositivo que con oportunidad hubiese sido colocado en el aparato, que entró en operación una vez que pasajeros y tripulantes fueron inutilizados -o inclusive muertos-, por un gas que fue liberado también a control remoto. Lo que no aclara el entrevistado es acerca de las llamadas de al parecer dos pasajeros a sus familiares, explicando lo que ocurría dentro del avión. 

Lo preocupante es que si esto ocurrió como lo explica el abogado Hilton, que el autor fue el ex Presidente del vecino País y no la organización terrorista Al Qaeda que dirige el ex socio de los Bush, el multimillonario Osama Bin Laden; entonces estaríamos ante la posibilidad de que con ese antecedente, gobiernos posteriores pudieran hacer algo similar con cualquier otro pretexto, para justificar alguna intervención  militar o política con el disfraz de ayuda solidaria.


jueves, 20 de noviembre de 2014

EXPECTATIVAS PARA EL TRANSPORTE MARÍTIMO
Ing. Fernando Padilla Farfán

Una de las noticias más trascendentales acerca de la transportación marítima, la dio la Cámara Mexicana de la Industria del Transporte Marítimo, al establecer el compromiso de mejorar su flota mercante en operaciones y reducir las emisiones contaminantes, evitar la polución en el transporte de sustancias, no soltar aguas sucias de los buques al mar y suministrar el uso de combustibles más sustentables al transporte marítimo. Con lo anterior, la industria del ramo incrementará sus niveles de competitividad con miras a una detonación global.

Durante el evento celebrado recientemente en el auditorio del Museo Memoria y Tolerancia, con motivo del Día Marítimo Mundial, en el marco de la celebración del Cuarto Congreso Nacional de la Marina Mercante, la Coordinación General de Puertos y Marina Mercante y los empresarios del rubro diseñaron el documento del Convenio Internacional para Prevenir la Contaminación por Buques.

A la firma del convenio asistió el secretario general de la Organización Marítima Internacional, Koji Sekimizu, como testigo de honor. En su discurso destacó varios aspectos interesantes relacionados con esta industria, destacando de manera especial el esfuerzo que las autoridades mexicanas y los transportistas marítimos hacen para unirse a los protocolos internacionales. También comentó que México tiene un gran potencial en la marina mercante gracias a su privilegiada geografía y sus litorales con grandes puertos.

Planteó que la colaboración de los buques mexicanos en los respectivos protocolos ayudará al crecimiento de la industria y a su eficaz desarrollo siempre protegiendo el medio ambiente. Consideró que es interés de todos mantener el equilibrio entre la ecología y el comercio mercante naval, uno de los primeros medios que el hombre utilizó para el transporte de mercancías en grandes distancias y que lejos de mermar, cada día toma más importancia en todos los sectores productivos del planeta.       

En su turno, el Coordinador General de Puertos y Marina Mercante Guillermo Ruiz de Teresa, quien asistió como representante del Secretario de Comunicaciones y Transportes Gerardo Ruíz Esparza, anunció que el Gobierno de la República invertirá 12 mil 600 millones de pesos anuales en el sector marítimo, para cubrir la necesidad de transporte y aumentar su capacidad de carga portuaria cumpliendo a cabalidad con el factor detonante que significa la reforma energética. Aportó el dato que las inversiones representan un incremento de 75 por ciento respecto al flujo anual promedio que se ha tenido en la última década, lo cual confirma el crecimiento que habrá de registrar la mencionada industria como la principal vía del tráfico de hidrocarburos en el país.

También subrayó que de 280 millones de toneladas manejadas durante 2012, para 2018 se estarían movilizando más de 500 millones de toneladas.


Por su parte Juan Pablo Vega, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria del Transporte Marítimo, enumeró que actualmente existen 285 embarcaciones de bandera mexicana de un universo de 500 que hay en la marina mercante del país, lo que representa más de 50 por ciento del total. Esto es impulsado principalmente por empresas que prestan servicios a Petróleos Mexicanos (Pemex).