DEMANDA
CONTRA GEORGE BUSH
Fernando
Padilla Farfán
De acuerdo a encuestas de diversas empresas
norteamericanas como la prestigiada Zogby International, poco más de la mitad
de los neoyorquinos sigue creyendo que el gobierno de Bush estuvo implicado en
el ataque a las torres gemelas, aquel once de septiembre de 2001; entendiendo
esto como que el ex presidente George Bush fue quien ordenó el ataque, aunque
un gran aparato publicitario le echó la culpa a la red terrorista Al Qaeda (o
Al Qaida).
No han sido pocos los interesados en
investigar sobre el tema, para encontrar la verdad de lo acontecido en aquella
ocasión. Uno de ellos es el exitoso abogado Stanley Hilton, quien fuera jefe de
asesores del Senador y ex candidato a la presidencia Bob Dole, pero que ahora representa a más de
cuatrocientas familias de las víctimas del 11 Septiembre 2001, en una demanda
que ha establecido en contra de George Bush, para exigirle el pago de 17 mil
millones de Dólares por su implicación en el ataque identificado como el 11-S,
de acuerdo a pruebas que dice tener.
Particularmente en Estados Unidos, mucho se
ha dicho que el motivo principal que influyó para que Bush ejecutara ese brutal
plan, fue con el propósito de conseguir ventaja política para posicionarse
entre los conservadores; justificar el endurecimiento en su política exterior
que incluiría el cierre de las fronteras a ilegales y personas non gratas; y
recuperar para su país la posición hegemónica para intervenir política o
militarmente en asuntos internos de otras naciones. Y con el ataque a las torres y al Pentágono por supuestos
terroristas, podría conseguir el respaldo del Congreso y de los ciudadanos, que
le otorgarían la libertad para combatir a los intrusos.
Stanley Hilton, en entrevista en la
televisión Norteamericana, comentó algunos resultados de las investigaciones
que ha venido documentando, las cuales incriminan directamente al ex presidente
Norte Americano. Por ejemplo, dice que en las bases militares y en los
principales aeropuertos, permanentemente hay aviones de combate de los llamados
F-16, en posición de despegue, con los motores encendidos y con el piloto
dentro, para repeler inmediatamente cualquier agresión. Ha sido noticia mundial
algunos casos de pequeñas avionetas Cessna que han salido de su curso y a los
cinco minutos a más tardar, están siendo perseguidas por estos veloces aviones
de guerra que las obligan a aterrizar en el aeropuerto más cercano,
exponiéndose a ser derribadas en caso de no hacerlo.
Otro de sus argumentos es que George Bush,
en un desliz de información, declaró en California que había visto en
televisión el video del primer avión que atacó a la primera de las dos torres.
Pero resulta que el único video oficialmente reconocido es el de la segunda
torre, de la primera no hubo. Esto fortalece la idea de que el Presidente se
quedó con la imagen de cuando le mostraron el video simulado de lo que
posteriormente ocurriría, escena que finalmente terminó por confundirlo.
Otro más de los relatos documentados por
Hilton, es el de una señora que laboraba como secretaria en una de las oficinas
del primer edificio destruido, que asegura que la noche anterior su hijo que
está en el Comando Naval, por teléfono le dijo que al siguiente día por ningún
motivo fuera a trabajar.
A las 8:30 de la
mañana de ese día, es decir 22 minutos antes del ataque, aviones militares
sobrevolaron las torres del World Trade Center y el Pentágono. En los registros
de la Defensa Aeroespacial Norteamericana, de acuerdo a lo que exhibió Hilton,
aparecían clasificados como ejercicios militares. En el mismo sentido, la North
American Aerospace Defence, a pesar de haber registrado en sus pantallas de
radar no menos de 24 diferentes señales, que evidentemente correspondían a los
movimientos de los aviones secuestrados, estuvo quieta.
De acuerdo al
testimonio de militares que ha entrevistado, afirma que ellos fueron informados
que la mañana del once habría ejercicios militares sobre el área de Nueva York,
con el propósito de evitar reacciones ante algo irregular. Por otra parte,
cuenta también con la versión de dos esposas de secuestradores que aseguran que
sus maridos no eran propiamente árabes, sino norteamericanos encubiertos que
trabajaban para la CIA y el FBI.
Otra de las
hipótesis del trabajo de investigación, es la parte correspondiente a la
tecnología que supuestamente se usó en el ataque. Es decir, los aviones fueron
teledirigidos desde tierra por medio de un dispositivo que con oportunidad
hubiese sido colocado en el aparato, que entró en operación una vez que
pasajeros y tripulantes fueron inutilizados -o inclusive muertos-, por un gas
que fue liberado también a control remoto. Lo que no aclara el entrevistado es
acerca de las llamadas de al parecer dos pasajeros a sus familiares, explicando
lo que ocurría dentro del avión.
Lo preocupante es
que si esto ocurrió como lo explica el abogado Hilton, que el autor fue el ex Presidente
del vecino País y no la organización terrorista Al Qaeda que dirige el ex socio
de los Bush, el multimillonario Osama Bin Laden; entonces estaríamos ante la
posibilidad de que con ese antecedente, gobiernos posteriores pudieran hacer
algo similar con cualquier otro pretexto, para justificar alguna
intervención militar o política con el
disfraz de ayuda solidaria.